domingo, 7 de septiembre de 2008

Del típico aburrimiento oficinesco (Crónica resumida de las últimas 3 semanas)


Y estas abominables tres semanas han estado ocupadas por interminables silencios. Después de contar con tremenda infidelidad unos falsos insucesos nos hemos quedado sin más que hacer sino mirarnos las caras, repetir de vez en cuando lo que alguna vez nos pareció ocurrente, desdecirnos de algunas afirmaciones que hoy nos parecen desproporcionadas, y sobre todo, callar, callar y callar.

No creo que haga falta ser sincero. Y creo también que a Marlowe tampoco le hace falta, aunque cuando se lo digo él fuma en silencio mientras mira la ventana. Interpreto su silencio como suelo haberlo interpretado durante el último año (más o menos un año), y a veces me parece elocuente, a veces impenetrable.

Por las mañanas, apenas arribo a la oficina, suelo encontrarlo con un libro entre las manos. Alza la mirada, y entonces hace una especie de gesto de reprobación, aunque tal vez sea simplemente un saludo, o tal vez sea simplemente el modo en que Marlowe expresa su gratitud. Me siento en mi acostumbrado escritorio y copió y copió y copió. Suelo tratar de ser lo más riguroso, lo más fiel a aquellos interminables cuadernos, a su casi inintelegible letra. Aunque a veces al no poder comprender lo que dictan los cuadernos escribo lo que imagino dicen, o lo que deberían decir, a mi modo de ver.

Sin embargo, durante las últimas tres semanas no hay cuadernos sobre mi mesa. Estamos casi todo el día sentados en silencio, fumando de vez en cuando, Marlowe bebiendo whisky las más de las veces. Como soy poco imaginativo suelo repetir las bromas del primer día, o alguna de las sentencias que yo he dado en llamar "agudezas". Y él me mira hiératico, y yo siento que esto se debe parecer a la eternidad de alguna manera (aunque para ser sincero no sé muy bien por qué).

He pasado leyendo y releyendo el principio de una misma novela estas tres semanas. El intocable de John Banville. Y no es porque no me guste Banville, que me parece uno de los autores que hoy mejor escriben, sino porque en estos días tengo la impresión de olvidarlo todo, de encontrarme en un mundo cada vez más extraño. Es como si cada día fuera a crearse una vez más el mundo y con ello un mundo de personajes que se parecen a unos que vagamente me parecen conocidos, y que sin embargo no encajan con los que recuerda mi escasa memoria. Y por eso trato de agarrar esa páginas y hacerlas mías, y por eso trato de recordar cada vez mejor mi jornada, la anoto lo mejor que puedo, la guaroó y cuando encuentro de nuevo estos papeles me parecen que cifran vidas para mí indescifrables (o tal vez no sea tan así, tal vez yo sea un experto "exagerador").

Al final del día me voy. Siempre cuando salgo, al empezar la noche, Marlowe ya se ha ido. A veces lo buscó en los bares sin encontrarlo, a veces vuelvo a casa para salir con Liliana y dar de vez en cuando una vuelta por las vacías y repetidas calles de nuestras primeras citas. Y así se han ido pasando estas tres semanas que se parecen a otro tiempo del que no consigo extraer casi nunca ningún recuerdo.

No hay comentarios: