sábado, 27 de octubre de 2007

La Oficina no tiene contestador




Muchos se preguntaran por la suerte de Daisy, por la situación de Marlowe, incluso por este humilde e insignificante copista.

En realidad todo es más simple de lo que parece. Los días han pasado, los meses han continuado avanzado, el tiempo nos ha seguido machacando a su paso; y todos nosotros hemos olvidado. Marlowe se parece cada vez más al que Chandler una vez imaginó, y a veces eso lo enorgullece (a pesar que en este momento lo niega enfático). Claro, Marlowe es hoy mucho más viejo, y tal vez está tan cansado como cuando estuvo derrotado por las circunstancias.


La semana pasada Marlowe entró muy temprano a la oficina. Estaba ebrio como todos los martes. Abrió el destartalado ajedrez con el que de vez en cuando aparentamos jugar (Marlowe siempre me da ventaja, siempre pierdo). De pronto sono el teléfono, ansioso (aunque cómo puede un objeto inanimado estar ansioso); Marlowe se apresuró a contestar, habló una, dos veces; su interlocutor respondió soltando el aire y colgó. Marlowe no se alarmó y ya se imaginan quién pensó que llamó.
En la mañana me lo hizo saber tratando de ocultar su emoción. Ni siquiera había pensado en que esta ciudad esa es artimaña de ladrones, por no hablar sobre las consabidas amenazas que produce pensar distinto. Marlowe trató de razonar para que la llamada fuera necesariamente de Daisy, lo que demuestra únicamente es que las razones e ideas suelen no probar sino nuestro gustos y preferencias, nuestros deseos y anhelos.


Desde entonces está molesto porque en esta oficina no tenemos contestador. Me "conmina" constantemente a comprarlo. Pero desde que comenzamos este negocio sólo da pérdidas, él lo sabe y en poco tiempo vuelve a la botella. Por lo pronto una tía me prometió considerar si me prestaba uno viejo que tiene que mandar a reparar. Lo necesitamos no para saber si Daisy llama o no (en realidad considero una ventaja que no esté preguntándome qué signifca las palabras que no entiende de las historietas), tal vez sería bueno para no dejar escapar tanto casos, de los que estamos tan escasos.

Sobre las elecciones...

En las vísperas de los comicios regionales y de todo el barullo que ello produce nos hemos visto obligados a escribir sobre dicho inevitable tópico.

En primer lugar debemos aclarar que no consideramos que Colombia sea una democracia. Ni en sentido estricto porque seguramente en ningún lugar del planeta existe, ni en el sentido vago y a veces afortunado como se aplica en lugares donde las personas deciden sin que el gobernante de turno esté sugiriendo votar por unos y excluir a otros.

Tampoco vamos a realizar un deleznable análisis sobre la controversia sobre los supuestos que una hipótetica situación puede demostrar de la hipótetica "ética" de alguien. Honestamente parece un chiste macabro este tipo de disquiciciones mientras que nadie se pregunta sobre el dilema "ético" que se encuentra en perdonar a políticos que han aceptado el apoyo de los paramilitares, siendo los paramilitares perpetradores de asesinatos, extorsiones, amenazas a la población civil, y un largo etcétera para no extendernos en sus viles crímenes.

Lo que vamos a hacer notar es nuestra indignación por el uso de propaganda negra en contra de algunos candidatos. Curiosamente nadie se pregunta si eso es ético o no, como tampoco se lo preguntado si las acusaciones (o infamias) del presidente, multiplicadas por su vesania en sus alocuciones, son éticas o no.

Pero mejor remitir a una pequeña reflexión de Eduardo Arias, con quien parecemos tener el vicio de estar de acuerdo (Sólo la entrada titulada: Curiosidades, la que primero aparece puede aleccionar al desprevenido lector que no sepa sobre un grupo de muchachos llamados sofistas):

http://www.semana.com/wf_InfoBlog.aspx?IdBlg=6

Siendo esta suficiente sólo nos queda por añadir que las últimas declaraciones del Sr. Uribe parece habernos convencido de hacer lo contrario. De hecho nos ha aclarado las muchas dudas que en un momento determinado tuvimos.

De cualquier manera a Marlowe nadie le saca otra idea de la cabeza, quiere que todos votemos nulo, para demostrar su inconformidad y no aceptar ese ridículo paseo llamado elecciones, que suele no significar nada y no solucionar nada lógicamente. Finalmente sugiere que en el tarjetón usen su creatividad para motejar candidatos, escribirles mensajes y hacer visible que este sistema de juegos y gastos de dinero no sirve para nada.

viernes, 19 de octubre de 2007

Un perfecto mal moderno

Tal vez soy cruel. ¿Es también eso, ser cruel, una enfermedad? ¿Y se puede curar?
Ningún lugar sagrado
Rodrigo Rey Rosa

Sabiduría Presidencial # 2

A pesar que no pensabamos hacer de esta una sección habitual, la infinita creatividad y elocuencia del mandatario colombiano nos ha hecho volver sobre sus palabras, tratar de discernir concienzudamente todos sus amplios y reveladores conocimientos sobre lo divino y lo humano.

(Siempre estamos teniendo un problema con sus sorprendentes declaraciones, nunca las podemos copiar a tiempo. Marlowe maldice mi falta de previsión sobre ello, mas yo le trato de hacer entrar en razón; esas metidas de pata son siempre imprevisibles, y para qué vamos a grabar 12 horas de mentiras que ya conocemos de memoria).

Estas no son las palabras que el Sr. Uribe usó, simplemente lo parafraseamos, pero creemos que sus certeras y geniales ideas salen a flote, a pesar de nuestro pésima aptitud como amanuenses:

Pero muchachos, los problemas internos deben resolverse en casa, en el exterior nadie debía conocer esos problemas. Porque nadie puede decir que nuestro gobierno no se destaque por su franqueza.

... Y de la Resaca de Los Nobel

Después de flagernarnos con nuestras propías fantasías, Marlowe encontró una página con un premio Nobel Alternativo:

http://www.greatbooksguide.com/nobel2.html

Otro ejercicio ocioso para que cada uno satisfaga sus ansias. Eso sí el de ellos parece mucho más serio, elaborado y, porque no añadir plagiando a nuestro maestro Borges, civil.

En general estamos de acuerdo con la decisión del Nobel Alternativo. Claro está que tenemos nuestras desavenencias: Nos parece un error gigantesco que no le concedan el premio a Perec, a Salinger y a Carver (mucha gente menosprecia el cuento, pero tal vez es mejor reflexionar sobre el asunto, ya un escritor como Villoro en una entrevista afirmó que el género más importante de la prosa es el cuento, y razón no le falta al hacerlo). Asimismo nos parece un error premiar a John Lennon, Paul McCartney (y es que a veces lo más empalagosos de los Beatles son las letras, principalmente las baladuchas de McCartney puntualiza Marlowe); como tampoco nos parece candidatos ideales Le Carré y la popular (y ya vilipendiada en este blog) J.K. Rowling.

Que el Nobel fuese concedido a Doris Lessing no nos molesta en realidad, no sería nuestra candidata ideal, pero Lessing está a años luz de la Sra (o Srta, no estamos muy enterados de esa farándula) Rowling.
Asimismo nos parece injusto no darle el premio a Lovecraft, como también el dárselo ex aequo a Borges (y es que además que lo reciba con Agatha Christie más parece una boutade borgiana. Aclaramos que el hecho de concéderselo a la Christie no nos molesta).

Ahora bien, es hora de reconocer un gravísimo error: el de no convocar a Bertrand Russell y a uno de los favoritos de la casa, el filósofo austríaco Ludwig Wittgenstein. Pero bueno, como diría el maestro, de lo que uno no sepa, es mejor callarse (y es que a pesar de leer a Wittgenstein no sabemos mucho de su filosofía, o de su pensamiento, o de cómo quieran llamar a lo que escribió Wittgenstein).

Finalmente para escribir sobre eternos aspirantes y candidatos: hubiese sido buena idea premiar a Philip Roth que tanto sonaba. O Vargas Llosa por latinoamérica. Claro que lo de Vargas Llosa es más que improbable, consideramos el Nobel como un premio político y por tal motivo seguramente Vargas Llosa no les cabe en la cabeza. Seguramente, en el caso de pensar en premiar a un lationoamericano, se lo darán a Carlos Fuentes (pero si es de mexicanos de lo que se trata, nosotros se lo damos hoy y per secula seculorom a Sergio Pitol). Pero mejor dejamos de hablar de candidatos y aspirantes que jamás serán considerados, nos llevaremos menos decepciones (y por qué diablos nos vamos a decepcionar por lo que deciden esos #### suecos, dice Marlowe. Y yo le doy toda la razón).

sábado, 13 de octubre de 2007

El Partido: Nobel Vs. No-Nobel

Este es el momento del juego, en el que se dirime quién gana (no quién es el mejor, porque en ese punto los resultados no importan).

La Sra. Lessing saluda radiante mientras que la Sra. Duras reparte su sardónica y silente sonrisa para quién la alcanza a observar.

Gian Luigi Colina accedió a nuestra petición. Colina es el arbitro para este decisivo partido. Reúne a los capitanes en la mitad del campo: Thomas Mann algo remilgado extiende el brazo que estrecha con la de Nabokov. Thomas Mann le dice algo mientras Nabokov le responde sonriendo irónicamente. Aunque eso es poco después del escándalo que ha provocado (ha declarado públicamente que a excepción de Joyce, Kafka, Proust y Tolstoi; los No-Nobel son una partida de incompetentes para el fútbol, y también para la literatura evidentemente; a la pregunta de qué pensaba sobre el premio Nobel de literatura respondió que era la prueba palmaria de la idea de lo qué significa la literatura para alguien que ha inventado la dinamita). Colina hizo el sorteo de manera rápida, los No-Nobel realizarán el saque.

Perec ha entrado al campo con una bata de cirujano y un gato disecado. Colina le obliga a cambiarse de ropa y el gato va a una subasta que ganan fervorosos los herederos de Edgar Poe (sic).

Todos dispuestos en sus lugares. Colina les pide guardar un minuto de silencio. A Beckett le va muy bien, por él jugaría todo el partido en absoluto silencio; pero Proust impaciente ha encendido un cigarrillo con el rostro contraído. Colina da por terminado el minuto y da comienzo al juego. Tolstoi pasa el balón a Perec que hace una veintiuna durante unos segundos, Hemingway enfurecido lo tumba y por poco lo lesiona. Colina detiene el juego, advierte a Hemingway e inmediatamente deja proseguir el juego porque Joyce cobra a riesgo, con un largo pase alcanza a Tolstoi en la cabecera del área grande. Grass intenta arrebatarle el balón a Tolstoi, mas Tolstoi amaga, hace una finta y entre las piernas halla al silente Kafka de frente a la porteria, dubitativo se dispone a patear cuando Gide le levanta por detrás. ¡Penalti! Hemingway enfurecido le reclama a Colina, Thomas Mann lo separa y le pide que se callé; Faulkner niega con la cabeza y se sienta a un costado de la cancha. Joyce es el encargado de patear, a pesar de los ruegos de Perec que es convencido de desistir cuando Joyce le da un pequeño caleidoscopio.
Kipling se agazapa en el pórtico, palmea un poco sin nerviosismo; Joyce toma impulso y aguarda la señal del pito, Colina levanta el brazo, asiente con la cabeza, Joyce toma carrera, Kipling se lanza a su derecha, Joyce se detiene y golpea suavemente el balón hacia el costado izquierdo de la portería. Gol. 0 - 1

Beckett deja caer sus brazos pero García Márquez les pide que pongan una actitud positiva, lo que propicia las severas carcajadas de Gombrowicz que se ha disfrazado en el público. El trámite medio del primer tiempo se hace tedioso, Faulkner siempre intenta finalizar solo las jugadas, Hemingway se hunde entre Borges y Calvino y su propia rabia por no recibir el balón; García Márquez hace circular el balón sin ninguna productividad. Para colmo los No-Nobel han estado cerca del gol en 4 oportunidades más, en una Proust la despredicia por una innecesaria suma de amagues que permite a Eliot quitarle el balón, Joyce dispara un tira de media distancia que golpea en el travesaño, Perec tras dejar a Canetti en el camino golpea suavemente el balón que atrapa Kipling y en el ataque más despiadado Kafka y Tolstoi disparan sucesivamente 5 veces, dos veces devuelta por los palos, dos más por Kipling y una última detenida por Beckett. Sin embargo en un desborde de Gide se queda Pessoa que hasta entonces había sido espectador del partido (y en el fondo de su alma él siempre ha querido ser espectador), levanta un centro que Camus baja ante el desconcierto de Calvino, dispara a un angulo y aunque Nabokov alcanza a manotear el balón, entra golpeando el palo. Gol. 1 - 1

Colina señala el centro del campo. Entretiempo.

En ambos camerinos se respira tensión. Tratando de sorprenderlos cambio a Grass por Hesse, ambos en alemán pero el segundo un poco más ligero (un poco nada más). Marlowe regaña a Pessoa que en papel de Reis está dispuesto hacer lo que le manden; finalmente no decide hacer cambios. Salen a la cancha.

El segundo tiempo se va en un forcejeo fuerte. Thomas Mann quita balones pero usualmente no sabe qué hacer con ellos, Salinger parece más preocupado en tumbar al contrincante y Proust y García Márquez se pierden en jugadas insustanciales. Borges por poco permite un gol en contra al pasarle el balón a Nabokov, entre ambos se recriman acremente mientras Hemingway estrella el balón en el larguero. Kafka les pide calma, pero él parece el único nervioso. De pronto Salinger con un centro largo localiza a Tolstoi que habilita a Perec a espaldas de Eliot, Perec con el balón en la cabeza entra al arco ante la atónita mirada de Kipling. Gol. 1 - 2

El tiempo se agota. Faulkner ofendido pasa el balón a García Márquez, que con un pase milimétrico localiza a Hemingway; Borges no lo referenció creyendo que Calvino le marcaba; Hemingway a libertad fusila y marca. Gol. 2 - 2

Los nervios se apoderan de la tribuna. De pronto una turba acomete contra las mallas. Colina detiene el partido mientras las fuerzas del orden reducen a algunos poetas beatniks que se habían quedado en las inmediaciones. Entre el público se ve a un larguirucho y pálido hombre soñando con cosas extrañas, debe ser Lovecraft, aunque se retira sin que nadie le obligue a ello. Al mismo tiempo Colina expulsa del banco a Bolaño por fumar en sitio restringido y porque el cuarto árbitro lo señala como instigador de los desórdenes. Marlowe es desesperación pura. Manda dos cambios: Broch por Proust y Pound por Pessoa (que parece ya cambió de heterónimo). También le da instrucciones para que Conrad se proyecte más al ataque.

El partido se reanuda. Conrad en puro vértigo desborda hasta la línea final, lanza un centro que cabecea Tolstoi pero que salva providencialemte Canetti en la raya. Marlowe hace un último cambio desesparado. Saca a Perec que se ha puesto a construir un castillo con los banderines, y pone a Bernhard, agotando sus cambios. El cambio parece surtir efecto porque Bernhard saca a Thomas Mann de un solo paso (se debe recordar que Mann es muy pesado), hace una pared con Kafka y frente al portero define. Sin embargo el línea levanta la banderola. El gol es inválidado. Salinger enfurecido golpea con todas sus fuerzas a Beckett, que parece no reaccionar; García Márquez impresionado se pone a llorar mientras dice: "Nada en él merecía rencor. Estaba listo para los entrenamientos. El cuello y los muslos pelados y cárdenos, la cresta rebanada, el animal había adquirido una figura escueta, un aire indefenso." Nabokov molesto le conminó a callarse, ya era suficiente de melodramas sin más. Beckett salió en camilla y tuvo que ser reemplazado por Pirandello. También aproveché para cambiar a Camus por Coetzee. En las tribunas hay polémica, es muy ajustada la jugada y no sé puede afirmar ni negar que los jueces tengan razón

Colina reanudó una vez más. Faulkner sorprende con una pase a Gide que le da el balón a García Márquez quien centra con precisión para Hemingway sin marca en el área grande, Borges reclama porque está en claro fuera del lugar, sin embargo el juez de línea convalida la jugada y Hemingway define sin dificultad. Gol. 3-2
Salinger amenaza con un tubo (que nadie sabe de dónde sacó) a Colina que sin dilación lo expulsa. Ya no queda tiempo....

Colina añade 4 minutos frenéticos. Tolstoi intenta bañar a Kipling pero una vez más Canetti salva la papeleta, Joyce tras una genial jugada habilita a Bernhard que dispara un tiro que Kipling contiene con dificultad. Finalmente Pound recibe un largo servicio de Conrad y le sugiere una jugada a Tolstoi, mas como Pound lo hace en chino Tolstoi no entiende y queda en un fácil balón que Eliot recoge para que Faulkner le dé un pase a Coetzee que sufre la dura marca de Borges, Coetzee pasa de nuevo el balón a Faulkner que con un centro ubica a Hemingway (milagro) que de cabeza define. Gol. 4-2

Colina señala el centro. El público se divide entre chiflidos y ovaciones. Finalmente no sé sabe muy bien si celebran o reclaman. Dick sugiere en su reseña del partido que el nuevo proyecto de canón cultural está fuertemente a un proceso de dominación totalitaria, Hammett señala en la suya que hay pruebas de fraude que evidencian la corrupción que pulula en el seno del gremio de árbitros. Y un periodista recoge la reacción de Conrad tras finalizar el encuentro, "El Horror..." parece decir pero pronuncia peor (para nuestra sorpresa) que Marlon Brandon.

Marlowe y yo estamos muy decepcionados. Sabemos que no ganó el mejor. Sabemos que a la mayoría de personas les importa más los resultados. Sabemos que de cualquier manera los que amen el fútbol (y la literatura) siempre escogerán a aquel que juegue (y escriba) mejor (o verdadera literatura, lo que no significa escribir correctamente o escribir bonito simplemente). Eso del resultado, eso de los títulos y los trofeos, eso de los premios, siempre es algo puramente anecdótico.

Nobel Vs. No-Nobel: Alineaciones Confirmadas

No vamos a repetir los lugares comunes de tanto comentaristas. Antes de cada partido siempre hay nervios, desencuentros y presión.

Claro está que durante estos días han ocurridos importantes incidentes. Al parecer la Sra. Woolf abandonó la ciudad y se recluyó en su hogar. Desde entonces Marlowe no ha cejado en sus esfuerzos por dar noticias sobre su paradero, mas sus esfuerzos han sido del todo improductivos. Marlowe acusa de la desaparición por la visita de un grupo de poetas beatniks y otros surrealistas. El ambiente entre los No-Nobel se ha vuelto tirante, Marlowe ha acusado repetidamente a Bolaño y Cortázar de invitarlos. Cortázar lo niega tajante, Bolaño apenas se ríe.

Pero si por la concentración de los No-Nobel llueve, en la de los Nobel no escampa. Como muchos malovelentes gacetilleros habían anunciado, Faulkner y Hemingway han protagonizado más de un incidente: el más grave se refiere a un concurso de tiro al blanco en el que accidentalmente han herido a Saul Bellow. Los médicos consideran que no es una cuestión de mucha gravedad, pero desde entonces el equipo se me ha salido de las manos. El grupo se ha dividido entre los que apoyan a Faulkner y los que le dan la razón a Hemingway; aún cuando las aguas medias son inevitables, García Márquez se la pasa medio día con uno y medio día con otro, y a todo el mundo le sonríe. Y sin embargo eso no es todo, Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Octavio Paz han llegado al hotel, se sienten discriminados porque no los convoqué (especialmente la Mistral, que me acusa de machista y homofóbico, claro que esto último sólo son rumores de los mismos gacetilleros). Para vengarse Mistral, Neruda y Paz han recitado durante estas dos noches una maratón de poesía que no deja dormir ni a Yeats,ni a Eliot, ni a Beckett. Aunque Bernard Shaw dice que nunca había dormido mejor en su vida, si bien nadie sabe si es un chiste o no.

Pero para no extenderme más senalaré que la Sra. Lessing ha empezado a recibir anónimos de un tal Bloom, lo que se ha tomado con mucho humor porque supone que son bromas privadas que le manda Sr. Joyce.

Ahora bien, las alineaciones serán estas si nada extraordinario ocurre (y ojalá no ocurra):


Nobel
  1. Rudyard Kipling (Arquero, 1)
  2. André Gide (Lateral, 4)
  3. T. S. Eliot (Defensa Centra, 2)
  4. Elias Canetti (Defensa Central, 5)
  5. Günter Grass (Lateral, 3)
  6. Thomas Mann (Volante de Marca, 6; Capitán)
  7. Samuel Beckett (Volante de Marca, 15)
  8. William Faulkner (Volante de Ataque, 8)
  9. Gabriel García Márquez (Volante de Enganche, 10)
  10. Albert Camus (Media Punta, 9)
  11. Ernest Hemingway (Centro Delantero, 11)

Suplentes

Georges Bernard Shaw, 17; William Butler Yeats, 25; Luigi Pirandello, 16; Hermann Hesse, 7; Yasunari Kawabata, 14; Saul Bellow, 20; Czeslaw Milosz, 18; Joseph Brodsky, 21 (Arquero); Gao Xingjian, 19; J.M. Coetzee, 23; Imre Kertész, 26

No-Nobel

  1. Vladimir Nabokov (Arquero, 21; Capitán)
  2. Joseph Conrad (Lateral, 17)
  3. Italo Calvino (Defensa Central, 4)
  4. Jorge Luis Borges (Defensa Central, 2)
  5. Fernando Pessoa (Lateral, 15)
  6. J. D. Salinger (Volante de Marca, 5)
  7. Marcel Proust (Volante Mixto, 7)
  8. Franz Kafka (Volante de Ataque, 8)
  9. James Joyce (Volante de Enganche, 10)
  10. Georges Perec (Media Punta, 9)
  11. León Tolstoi (Centro Delantero, 11)

Suplentes:

G.K. Chesterton, 3; Ezra Pound, 25; Henry James, 6; Virginia Woolf, 16; Robert Musil, 1 (Arquero); Thomas Bernhard, 20; Hermann Broch, 18; Juan Rulfo, 19; Julio Cortázar, 62; W. G. Sebald; 24; Roberto Bolaño, 23.

El partido se suspenderá si se cumplen los pronósticos de mal tiempo. Se jugaría el lunes. Entretanto estamos a la expectativa.

jueves, 11 de octubre de 2007

NOBEL Vs. NO-NOBEL: Los Convocados

Por motivo del alboroto, injusticado, que suscita la hora de otorgarse el premio Nobel de Literatura, Marlowe y yo hemos decidido cobrar algunas cuentas pendientes. Al principio nos embargó un honda saña contra los académicos suecos, jueces que han negado el premio a autores de cualidades más que suficientes para recibirlo, y se lo han dado a otros con quienes parecen perpetrar una venganza contra la mejor literatura (el motivo nos es indiscernible, o tal vez no tanto).

Pero luego de un breve período de reflexión, llegamos a la conclusión de que nosotros sí debíamos ser justos, así que este sábado hemos organizado el gran evento de estos últimos 106 años (como dicen los hiperbólicos anuncios de la prensa y la televisión): el partido de fútbol entre los ganadores del premio (NOBEL) y los que por una u otra razón no lo recibieron (NO-NOBEL). Con Marlowe nos hemos dividido la selección y dirección técnica para el encuentro futbolístico (lo que produjo más de un problema, al principio porque ninguno quería asumir la agria labor de la dirección técnica de los Nobel, aunque eso se resolvió fácilmente dado mi carácter conciliador: acepté el trabajo y Marlowe lo celebró ya como un triunfo. Sin embargo, entonces empezó a intentar meter en su selección a Lovecraft, Lem, Philip K. Dick, Dashiell Hammett y al propio Raymond Chandler. Intenté rebatirle su idea porque ninguno de esos autores, por más que lo quisieramos, hubiera recibido el Nobel, aún hoy eso no ocurriría. Marlowe aceptó no incluir a Chandler (una cuestión de mal gusto por supuesto), pero por los otros se pusó en sus trece, lo que condimentó más de una semana de discusiones, polémicas y más de un nimio altercado. Sus aseveraciones eran ciertas, como que en realidad no había literatura de primera categoría y otra de segunda y así en lo sucesivo; sino sencillamente buena y mala, y que si una escritora como Pearl S. Buck recibe el Nobel, quién no lo podría recibir. Y aunque esté de acuerdo con todo ello tengo que afirmar que en cuestión de premios hay cuestiones sencillamente improbables (por no escribir imposibles). Finalmente aceptó con la condición de mencionar a varios de estos autores durante el partido, lo que después de tanta discusión acepté sin rechistar.)

Ahora que se introduce al grupo de los Nobel a la escritora británica Doris Lessing, y que será invitada a un placo de honor para el partido decisivo; hemos decidido, para equilibrar las cargas, invitar a Marguerite Duras al mismo palco.

Sin más preludio a continuación la lista de convocados de cada una de las selecciones (anotando que como cualquier proceso de selección fue arduo y repleto de omisiones y sacrificios):

Nobel
  1. Rudyard Kipling
  2. George Bernard Shaw
  3. William Butler Yeats
  4. Thomas Mann
  5. Luigi Pirandello
  6. Hermann Hesse
  7. André Gide
  8. T. S. Eliot
  9. William Faulkner
  10. Ernest Hemingway
  11. Albert Camus
  12. Yasunari Kawabata
  13. Samuel Beckett
  14. Saul Bellow
  15. Czeslaw Milosz
  16. Elias Canetti
  17. Gabriel García Márquez
  18. Joseph Brodsky
  19. Günter Grass
  20. Gao Xingjian
  21. Imre Kertész
  22. J. M. Coetzee

(José Saramago no quiso aceptar la convocatoria porque ahora sólo le interesa la política, el problema está en discernir cuándo empieza ese ahora)

No-Nobel

  1. León Tolstoi
  2. G. K. Chesterton
  3. Joseph Conrad
  4. James Joyce
  5. Franz Kafka
  6. Marcel Proust
  7. Henry James
  8. Virginia Woolf
  9. Ezra Pound
  10. Jorge Luis Borges
  11. Fernando Pessoa
  12. Robert Musil
  13. Hermann Broch
  14. Vladimir Nabokov
  15. J. D. Salinger
  16. Thomas Bernhard
  17. Italo Calvino
  18. Georges Perec
  19. Juan Rulfo
  20. Julio Cortázar
  21. W. G. Sebald
  22. Roberto Bolaño

(Infortunadamente las plazas de los No-Nobel son más abundantes y autores como Gombrowicz, Queneau, Walser, Svevo, Auden, Pynchon, Carver, Buzzati, Pavese y un largo etcétera no pueden caber; así que la selección se ajusta más al gusto de Marlowe, por extraño que parezca su gusto).

domingo, 7 de octubre de 2007

Caché






Con el usual retraso con que se suele dar bienvenida a algunas películas, llega por una breve temporada Caché (traducida al español como Escondido), la magnífica película de Michael Haneke.
Debemos confesar que Haneke nunca ha sido santo de nuestra devoción, y que a pesar de reconocer algunas de sus virtudes, nos era más bien ajeno. Sin embargo después de ver Caché nuestra percepción ha dado un giro hacia el elogio desmedido y casi fanático (lo que no deja de ser bastante criticable).
Pero vamos por orden, esta es un reseña (o un intento de reseña, algo así como un esbozo de sueño, o de pesadilla; según le parezca al lector) en 4 partes:
1. La Trama
Georges, Anne y Pierrot son felices (o eso suponemos porque tienen dinero, casa, un empleo ajustado a sus intereses, comodidades, etc; todo aquello que resume esa curiosa e inexplicable expresión: vida plena). De pronto empiezan a llegar videos a su casa, videos que no tienen nada de extraordinario en los que se ve su propia casa. Georges y Anne (marido y mujer) suponen que los espían, comienzan a temer, a sentirse amenazados. No transcurre mucho tiempo cuando los videos son acompañados de dibujos infantiles (que le recuerdan a Georges un incidente de infancia con Majid, un niño argelino).
Entonces nada es claro, excepto que la familia ya no es tan feliz, que la familia (o mejor sería puntuar Georges y Anne, porque Pierrot como hijo de la casa, nunca conoce mucho del asunto) está atemorizada. En consecuencia la vida plena se resquebraja, y mientras se hace pedazos conocemos un poco más del motivo. Efectivamente todo parece indicar que Majid, el que fue niño argelino, y que cayó en desgracia por gracia de Georges, se encuentra tras todo el asunto. No obstante, esta cinta no es sobre las certezas, sino sobre supuestos amenazadores; aún cuando todo parezca finalizar con el suicidio (lamentamos haber desenrollado el exiguo hilo de Caché, aunque por el modo en que se desarrolla la cinta no hemos develado ninguna sorpresa en realidad) de Majid como corolario a sus supuestas provocaciones, lo que hemos visto es el horror que parece vivir bajo la superficie de las anheladas existencia de la media de personas de nuestra sociedad. Pero películas como Caché nunca terminan.
2. El Estilo
Haneke, de más está decirlo en la mitad de esta reseña, es un provocador. Su estilo es lento (lo que para muchos espectadores, lamentablemente, es sinónimo de malo), por medio de planos fijos va dando paso a la expresa incomodidad que quiere generar. De hecho Haneke desarrolla sus secuencias de modo que en principio los planos de los videos-amenazas sean indiferenciables de los que el espectador entiende como la película como tal. Algunos han criticado esa tendencia de Haneke de querer molestar a su público, con lo que demuestran que como observadores no son muy perspicaces; ya que en Caché eso sencillamente es evidente.
Otro punto a señalar son los encuadres que escoge Haneke. Para los videos-amenazas en aparencia no hay composición fotográfica, las imágenes no parecen tratar de puntuar sobre ningún lugar u objeto en especial (de ahí el tedio de muchos espectadores). Ahora bien, los encuadres que Haneke usa para contar el resto de su historia mantienen cierto distanciamento, y aún cuando utiliza el lenguaje cinematográfico corriente, Haneke se las arregla para que estas imágenes queden a medio camino entre las de sus videos-amenazas y las del cine corriente. La narración por momentos parece ocurrir sin que llegue a concretarse en parte por eso, porque Haneke a pesar de filmar su historia no parece muy preocupado por lo que está sucediendo.
Para terminar este apartado señalaremos dos puntos:
A. Una secuencia ejemplar en que Haneke por medio de los encuadres produce tensión: el momento en que Georges sale a la calle tras observar el primer video-amenaza. Georges trata de divisar una cámara. Los planos que usa Haneke siendo diferentes de el plano del video, mantienen rasgos bastante similares con los de los video-amenaza, como si quien amenaza estuviese a filmando a Georges salir a la calle para encontrar su cámara.
B. Los videos-amenazas son imágenes que como se anoto anteriormente, prácticamente no tienen composición. Ello es un diferencia enorme con la idea de imagen que reality-shows, tv real y todos sus sucédaneos presenta; esas imágenes usualmente tienden a enfatizar en algún lugar u objetos. Incluso las imágenes de las cámaras de los bancos parecen tener un objetivo más claro. Lo incómodo del video-amenaza es que parece no tener un objetivo. Esta reflexión también nos lleva a pensar sobre el asunto de que hemos sido tan acostumbrados a mirar de una manera, que al ver otro tipo de imágenes es como si no viéramos nada en realidad.
3. La Culpa
Las mayores reseñas sobre Caché se han centrado en este punto. Por supuesto es importante. La sociedad se construye sobre una base injusta y arbitraria, no son los mejores y más fuertes los que siempre prevalecen, a veces son simplemente los que tienen más suerte. Georges acabó con la vida de otra persona (Majid), nunca lo ha considera un problema, pero tampoco hay que simplificar el asunto: Haneke no hace de Majid simplemente una víctima, y de Georges un vulgar culpable; sin embargo ambos lo son. Aquí también se puede resaltar que esta no es la única culpa que muestra la cinta, y que tal parece la culpa es solamente tal después de un tiempo, sólo tras alguna reflexión las personas pueden llegar a sentirse culpables (si alguna vez llegan a sentirse así).
4. El Cine
Es curioso que no hayamos encontrado ninguna relación sobre este punto. Nos parece el más importante de todos, porque a su manera Caché es una película sobre el cine. Si bien no estamos ante el reitarado decorado (unas veces con fortuna, otras no tanto) del cine dentro del cine; Haneke se permite una reflexión sobre el cine, o mejor sobre los medios audiovisuales:
Primero, el cine es un fenómeno que viola la intimidad. Imaginar que todas las situaciones que vivimos, que cada acto así sea este el más banal, o que inclusive con esos objetos y pertenencias con las que estamos unidos; resulta, en sana lógica, perturbador. Ahora bien, el cine usualmente se construye sobre un punto de vista ajeno a la situación, si en una habitación dos personas conversan, el cine sería un tercer punto de vista (aunque propiamente la cámara puede ser el tercer, cuarto, etc, puntos de vista) por el medio que se registra lo que ocurre. El cine supone una interferencia de alguien ajeno (o familiar) para filmar la acción.
Segundo, el hecho de ser filmado trastorna el comportamiento del filmado (si el filmado tiene conciencia de serlo). Esta frase, en apariencia obvia, resulta fundamental a la hora de entender que ante lo que se suele ver registrado como la realidad, no es la realidad lo que se mira usualmente, sino el teatro de intereses de los filmados. Si esta grabación se realiza y el filmado no tiene seguridad de cuándo y dónde lo graban; su comportamiento se altera permanentemente, su existencia parece entonces empezar a girar no sobre su propia vida, sino sobre lo que es el registro que supone los medios audiovisuales. En Caché el comportamiento se altera para descubrir quién está filmando la feliz familia, sus intenciones con la grabación. Estos personajes no pueden seguir viviendo si alguien los está grabando.
Tercero, los medios audiovisuales son aceptados en la medida en que reconocemos en ellos un objetivo. Los videos-amenazas atemorizan a esta familia de una manera tan honda, no sólo porque suponga la amenaza de alguien, sino también porque su fin es vago, porque tras ellos no se ve claramente qué se desea. En el sentido contrario, el trabajo de Georges como presentador de un programa sobre literatura es complemente aceptable. Este punto nos sugiere quizá el punto más perturbador de la cinta, el hecho que no queramos ser filmados en nuestra intimidad para que nos muestren cómo actuamos, al ver nuestra vida entera tal vez nos aguarda el horror (o la satisfacción, o ambas, no seamos tremendistas).
Cuarto, los medios audiovisuales dependen de quién sea su espectador. Otro aserto que puede parecer obvio, pero que a la hora de juzgar parece no serlo. Tanto como un libro depende en una gran medida de su lector. Para los personajes de Caché los videos-amenazas suponen el desequilibrio, la mirada sobre lo inestable. Para alguien ajeno a ellos esos videos no significan sino una manera más de perder el tiempo. Para otros significa un modo de llenar el tiempo libre. Para nosotros una manera de nadar en vanas divagaciones. Solamente en un contexto determinado esas imágenes nos significan algo, las imágenes de por sí no contienen una realidad ni una verdad. Solamente por medio de una construcción dentro del video o la película, y según lo que el espectador entienda de ellos, en el cine hay significado.
Finalmente, para terminar esta reseña, que quizá no deba terminar, señalar esa imagen sobre la que no se ha escrito (hasta donde hemos leído): tras una hilera de autos parqueados se ve la entrada a unos cines. Arriba se ven unos carteles de algunas películas, no se ve mucho gente en las afueras. Así el cine va pasando, así a ratos la vida también va pasando.