sábado, 15 de septiembre de 2007

Los límites del horror

Es bastante difícil escribir sobre crímenes tan repudiables como el asesinato de 11 ex-diputados, secuestrados por las FARC hace más de 5 años. Este texto no tiene como fin determinar quién los asesinó (como irresponsablemente los medios de comunicación colombianos han tratado de hacer en base a sus propias especulaciones).

El objetivo de este reclamo es hacer presente la falta de significado que toma el horror de los crímenes por el uso (o mejor abuso) que de él hacen las FARC, el gobierno del Sr. Uribe y los medios de comunicación colombianos.

Primero, las FARC (principales responsables, no porque ellos los hayan matado, eso lo determinará en el futuro las investigaciones; sino porque secuestraron a los diputados) dilataron la entrega de los cadáveres, se limitaron a tratar de exculpar su error en el supuesto ataque de unos mercenarios (y aún si esto fuera cierto la responsabilidad sigue siendo de las FARC y no explica porque se demoraron tanto para entregar los cuerpos).

Segundo, el gobierno del Sr. Uribe se ha tratado de exculpar responsabilizando a las FARC (y no digo que la guerrilla no la tenga, si no que una cosa no excluye la otra) sin asumir la obvia responsabilidad de la seguridad e integridad de sus ciudadanos. El gobierno tuvo oportunidades para llevar a cabo un acuerdo para traer sanos y salvos a los diputados, pero se empecinó en seguir firme en unas políticas y estrategias que en sus más de 5 años de gobierno han tenido resultados más bien parcos. Asimismo han hecho un uso indignante de estos asesinatos, durante estos meses se han dedicado a promocionar sus manejos gubernamentales y estrategias como remedio, mostrando lo cínico y desalmados que son frente a estas situaciones.

Tercero, los medios de comunicaciones colombianos (no todos por supuesto, pero casi todos, porque si Colombia se caracteriza por algo, es que el periodismo de hoy no es ni plural, ni serio, ni respetuoso) primero han convertido el drama de las familias de los diputados en la parodia en que se convierte cualquier evento gracias al torpe manejo de sus medio (es decir adozando a todo una sarta de lugares comunes y de sentimentalismos que no caben ante tales hechos). En seguida, y secundando al gobierno, han tratado de usar la poca información que se ha obtenido para condicionar la información, señalar como responsable único a las FARC, y demostrar, antes que se puede demostrar cualquier cosa, quién tomo los fusiles para acribillar a los secuestrados.

Es importante conocer quién asesinó a los diputados, castigar a los culpables. Pero no por eso se les va a volver a la vida, no por eso las víctimas (los familiares de los diputados) podrán resarcirse y sanar sus heridas. Antes estos hechos las heridas quedan abiertas y ardiendo, y la lección es que no podemos aceptar más estos crímenes. Como los diputados, en Colombia los distintos grupos armados y los narcotraficantes han cometido todo tipo de barbaries, han masacrado gente sin un ápice de compasión. Tanto que se podría decir que estamos vivos sobre montañas de asesinados. Ahora, ese absoluto horror que han tenido que sufrir tanto miles (por no escribir millones) de colombianos tiene que ser suficiente para que se comprenda que el conflicto armado no se va solucionar matando a más, que no se puede soportar más salvajismo, que no tiene sentido señalar con el dedo para mancharse con más sangre.

Lo que me produce más rabia es que la actitud de los actores que he descrito muestran el poco significado que tiene la vida en este lugar del mundo, y muestran que hace mucho tiempo esta tierra de nadie sólo sirve para aumentar las estadísticas de pobreza, de desplazamiento y de número de bajas.

Ante las situaciones de este tipo, creo poder afirmar, se conoce el ser humano, todo lo que tiene, desde lo más rescatable hasta lo más perverso. Con los actores que hoy manejan un conflicto, que hace mucho tiempo dejó de tener sentido, es muy poco lo que se puede esperar, ya han demostrado que son seres viles que han antepuesto sus egoísmos e intereses al horror de los más abyectos asesinatos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad a mi esto de los diputados me enferma, no porque los hayan matado (eso me da igual, tal vez libraron al pais de 10 ladrones como todos los politicos o de 9, depronto uno de ellos era honesto), me enferma por que los medios lo unico que hacen es hacer señalamientos y especulaciones, ademas porque Uribe no pide los cuerpos de todas las personas asesinadas a sangre fria y que sus familias nunca obtuvieron los restos, acaso los diputados tienen un rango mas alto de humanidad, lo que debemos buscar es igualdad ante todo, todos los dias mueren personas inocentes y solo se hace este "show" por 10 personas que algunos consideran de importancia para el pais, es que campesinos muertos no valen????, niños tampoco??, que le pasa a este pais, solo se sensibilizan cuando les digan que lo hagan, pero cuando de verdad se requiere un apoyo del gobierno para un desplazado o cualquiera que necesite ayuda, lo mejor que encuentran para sobrevivir es mendigar...
Hay que pedir igualdad en todos los niveles (asi sea una idea estupida)

MrMarlowe dijo...

Es cierto que de modo enfermizo se niegan unos crímenes y se resaltan otros (y en eso Colombia no es distinto al resto del planeta). Pero tampoco hay que llegar al extremo de aceptar los asesinatos viles (así sea cometidos contra quiénes lo merecen). No nos rebajemos a la lógica de esos criminales; porque en líneas generales estoy de acuerdo con Sheik, pero no con aceptar el asesinato de ninguna clase. Finalmente comparto con Sheik (aunque creo que nunca va a suceder) la idea de que la igualdad en estos temas es necesaria.