viernes, 24 de agosto de 2007

Oportunismo al Cuadrado


Que Uribe y Chávez son dos caras de la misma moneda, no debía ser tema de discusión. Uno práctica un populismo de izquierda, que dice ofrecer las virtudes de regímenes tales como el de Fidel Castro. El otro en el exterior (y a la hora de actuar de verdad) es el as del neoliberalismo, de la sumisión incondicional ante las delirantes propuestas de Bush Jr.; pero en casa el folklore le apetece más: se convierte, pues, en un populista de derecha.

Son tan idénticos que toman decisiones como sus golpes de opinión para que concuerden la misma semana (estamos investigando seriamente si es que se ponen de acuerdo, se deben llamar todas las noches, comentar todos los avances de sus gobiernos y las infaltables voces de rechazo de un grupo de desadaptados, algo bastante incomprensible a su modo de entender). Uribe realiza un viaje a Perú que en nada alivia la complicada situación de las víctimas del terremoto (como expusimos en la entrada: "La inutilidad de los actos"); Chávez enseguida, por mediación de una senadora colombiana, se ofrece como mediador para llevar a cabo el (que nosotros solicitamos hace rato) acuerdo humanitario.
La situación en lo sucesivo parece que a Chávez le favorece más (y ojalá le favorezca, no por Chávez, sino porque la libertad de secuestrados debía ser ya una realidad, una prioridad que no parece ser la del gobierno del Sr. Uribe). Quizá se puede avanzar para que las FARC y el gobierno empiecen a concertar una solución. Claro que de las FARC, como el grupo de chantajistas y asesinos que son, no se debe aguardar mucho. De cualquier manera Chávez parece ser más fuerte para negociar que Uribe (que no quiere negociar evidentemente), y puede que estemos ad portas a que haya una posibilidad real de una liberación de los secuestrados (que no sea por vía armada).
En cuanto a Uribe lo que ofrece y obtiene parece más nebuloso (como muchas cosas en su gobierno), y no hay que ser un genio para demostrar la inutilidad de un gesto que más que humanitario es demagógico.

Lo que no hay que olvidar es que los gobiernos de Chávez y Uribe pueden estar atrayendo la atención para alejarla de todos los cuestionamientos que sufren. Chávez se encamina cada vez más claramente a su dictadura socialista, y por tanto la reprensión y la corrupción parecen ser el pan de cada día. Uribe es acorralado por problemas sociales de una gran gravedad (Colombia es el segundo país en el mundo con mayor desplazamiento, en Chocó la gente se muere de hambre); acorralado por el conflicto con guerrillas y paramilitares; y también por la cada vez más evidente relación de los copartidarios del gobierno, y del mismo Uribe, con los paramilitares.

Así pues Uribe y Chávez han descubierto la solución, un gesto demagógico de buena voluntad. Y seguramente para los tiranos es un consejo buenísimo: si tienes problemas como nosotros, sé amable con tu vecino, dále una mano y luego vuelve a tener otros seis meses de represión y totalirismo gratis sin mover un dedo.

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