sábado, 27 de octubre de 2007

La Oficina no tiene contestador




Muchos se preguntaran por la suerte de Daisy, por la situación de Marlowe, incluso por este humilde e insignificante copista.

En realidad todo es más simple de lo que parece. Los días han pasado, los meses han continuado avanzado, el tiempo nos ha seguido machacando a su paso; y todos nosotros hemos olvidado. Marlowe se parece cada vez más al que Chandler una vez imaginó, y a veces eso lo enorgullece (a pesar que en este momento lo niega enfático). Claro, Marlowe es hoy mucho más viejo, y tal vez está tan cansado como cuando estuvo derrotado por las circunstancias.


La semana pasada Marlowe entró muy temprano a la oficina. Estaba ebrio como todos los martes. Abrió el destartalado ajedrez con el que de vez en cuando aparentamos jugar (Marlowe siempre me da ventaja, siempre pierdo). De pronto sono el teléfono, ansioso (aunque cómo puede un objeto inanimado estar ansioso); Marlowe se apresuró a contestar, habló una, dos veces; su interlocutor respondió soltando el aire y colgó. Marlowe no se alarmó y ya se imaginan quién pensó que llamó.
En la mañana me lo hizo saber tratando de ocultar su emoción. Ni siquiera había pensado en que esta ciudad esa es artimaña de ladrones, por no hablar sobre las consabidas amenazas que produce pensar distinto. Marlowe trató de razonar para que la llamada fuera necesariamente de Daisy, lo que demuestra únicamente es que las razones e ideas suelen no probar sino nuestro gustos y preferencias, nuestros deseos y anhelos.


Desde entonces está molesto porque en esta oficina no tenemos contestador. Me "conmina" constantemente a comprarlo. Pero desde que comenzamos este negocio sólo da pérdidas, él lo sabe y en poco tiempo vuelve a la botella. Por lo pronto una tía me prometió considerar si me prestaba uno viejo que tiene que mandar a reparar. Lo necesitamos no para saber si Daisy llama o no (en realidad considero una ventaja que no esté preguntándome qué signifca las palabras que no entiende de las historietas), tal vez sería bueno para no dejar escapar tanto casos, de los que estamos tan escasos.

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